resulta que puestos en escena somos más un personaje melodramático que una persona, una persona más que un ser, en el fondo somos nosotros cuando atacamos sin voracidad y eso es increíble
responder a los demás desde adentro es un error fatal hacia los pobladores de la bacanal, el creer qué se debe ser y cómo se debe actuar es la embriaguez de un yo confundido en su temeridad
tomado a modo personal/ tratar desvincula lo ordinario si eso es lo que no gusta, sino, es mejor la dirección puntual
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