los
personajes corrían sobre una cima sin suelo, revoloteaban con sus pies la noche
y danzaban contra la pared, allí se disolvían entre sombras y estampas de la
virgen opaca, el baile desenvolvía un frenesí de bocas en nariz, pies calzados
contra estómagos desguazados y vaivenes de rodillas alrededor de las caderas de
formica, los atuendos eran mínimos para tan dulce aire y en la mitad del vals
sobrepasaron el final
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