22.9.12

_tras la virgencita del patio de recreo




recuerdo tercero de la infancia voluptuosa:

en la trasera cilíndrica de la virgencita escondida en una esquina entre arbustos cuatro o cinco niñas se divertían, entre malabares se sobaban una a la otra, dos a una, tres a una… se sucedían los envistes por orden de fila, como cuando entrábamos en las clases, transportábamos las normas adultas a los juegos cándidos de aquellos años, el culito debía ser sobado y las bocas embadurnadas de la saliva ajena, una de ellas mandaba más que ninguna, de su mente creció la calenturienta idea que nos entretenía en el patio, noté cómo una sensación recorría los genitales, suaves los cuerpos y tiernas las lenguas, no muy diversas a las de ahora, los sonidos de las campanillas favorecían el sitio donde situarnos y como una cabrilla ansiada de fervor posicionaba el cuerpo a su favor





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