visualizando aquella tarde-noche puedo comprobar que en cuanto se empiezan a hacer cosas interesantes es el asistente el que se vuelve predominante, previamente se mantiene intacto ante todo aquello, como si lo único que debiera hacer es mirar, y si le das el cuchillo estás perdido, olvídate del trabajo, a quien no nació para atender no se le puede pedir peras
y una piel fatalmente curada, tal que el cartón para usar de caja, peor, da miedo cortarla no siendo que se quebrante en pedazos y se vaya la suavidad superior por el retrete, incluso el pelo no tiene la misma calidad inicial, creo que incluso a perdido volumen o aquel carácter espeso del principio, sólo vale para colgar de la pared y recordar riendo el desconocimiento del que somos propensos
al menos el chaleco hizo efecto
al menos el chaleco hizo efecto
menudo asistente... esperemos que para el cabrón sea yo la asistente de alguna vieja zorra o zorrón, todo queda entre animales
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