8.3.13

_el otro día ayudé a un amigo a deshacerse de un bulto sospechoso que pesaba como un saco de patatas e iba metido en un carro de la compra, de esos de metal, no le hice ninguna pregunta



se me ocurrió tirarlo al río empantanado cogiendo carrerilla con el carro en mis manos pero la pendiente por donde lo hice, la orilla poco profunda y la fuerza con que lo empujé no fueron suficientes como para arrastrarlo hacia la corriente, quedó medio enterrado de lado en una madeja de barro, con un palo lo intenté hundir más
nos quedamos fumando un cigarro viendo desde lejos cómo naufragaba con tiento y parsimonia


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