se me ocurrió tirarlo al río empantanado cogiendo
carrerilla con el carro en mis manos pero la pendiente por donde lo hice, la
orilla poco profunda y la fuerza con que lo empujé no fueron suficientes como para
arrastrarlo hacia la corriente, quedó medio enterrado de lado en una madeja de
barro, con un palo lo intenté hundir más
nos quedamos fumando un cigarro
viendo desde lejos cómo naufragaba con tiento y parsimonia
No comments:
Post a Comment