El retorno de los biciclistas.
Mi misión consiste en preparar a la humanidad un instante de autoconocimiento supremo, un gran mediodía en el que mire hacia atrás y hacia adelante, en el que se libere del dominio del azar y de los sacerdotes, y se plantee por primera vez, en conjunto, la cuestión del porqué y del para qué. Esta misión es una consecuencia necesaria de quien está convencido de que la humanidad no va por el camino recto, que no está gobernada en modo alguno por Dios, sino, que más bien por el instinto de la negación, de la corrupción y de la decadencia, que ha imperado mediante su seducción, escondiéndose precisamente bajo la capa de los conceptos valorativos más sagrados de la humanidad.
AURORA. Reflexiones sobre la moral como prejuicio. I
Nietzsche de paisanete
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