10.1.13

volví a acostarme y no miré a través de la puerta, intenté distinguir si en el descansillo de fuera de casa habían encendido o no la luz, cuando estoy concentrado no cojo el teléfono



estaba dormida y tres timbres sordos y cortos desde la puerta de entrada a casa me despertaron, ciertamente me atacó una sensación de pavor, eran las cinco de la mañana, pensé en mi abuela centenaria muerta, en un gitano raro con una escopeta esperando pegar un tiro a quien se acercara a la mirilla, después recordé a la vecina anciana del quinto y su nuevo novio al que le habían atacado las ganas de meterla en caliente confundido de piso, me di cuenta que daba igual que no abriera, la puerta trasera de la cocina es bien fácil de escabullir, de hecho, la ventana de esta habitación está rota y al tejado se puede acceder fácilmente, igual que por el portón que da al otro lado, simplemente apuntalado, de ahí al patio otra puerta vieja, que sólo se puede abrir desde donde yo estoy, igualmente se le pueden quitar las bisagras, me vino en mente un yonki con mono de ferias y recordé que podía coger mi aparato de transparencias para venderlo en el mercado tanto negro como blanco, si son simples ladrones– , me dije la típica frase humanoide –que se lleven todo lo quieran– , otra vez me acometió un sobresalto, si están faltos de sexo o les ensombrece como un dios la idea de tomar el cuerpo a su absoluta y violenta disposición, tal que la demás parte de la acción, podrían violarme a punta de cuchillo o pistola, si me penetraran el culo y no estuviera yo excitada como se daría el caso me podrían hacer sangre y romper el ano… me dolería mucho, quizás prefiero la herida del arma, pero sería dos veces profanada


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