27.10.13

_CUANDO BAILO HAGO MÚSICA CON LOS ZAPATOS, BAJO LA MESA VAJILLA PARA REPONER /NO SE DESPERDICIA NADA, LAS VISAGRAS SOPORTAN EL PESO DE LAS PUERTAS DE LA CRIPTA







tamtampress.es/2013/10/26/matrimonio-estable-adopta-companera-para-juegos-perversos/
http://ctrigueros.wordpress.com/

Por Carlos T. Mori:

La tarde noche del jueves veinticuatro de octubre en el Centro de Arte Domus Artium 2002 (DA2, Salamanca) fue una locura. Al entrar en el salón de actos había gente dispersa, cada en una butaca distribuidos aleatoriamente y muchos de pie. En el centro una gran mesa con equipos de sonido y percusión y un ruido atronador de scratches digitales que impedían cualquier conversación. Hasta que una voz exclamó «¡Empezamos!». Se apagaron las luces y los cuarenta minutos siguientes permanecen en la cabeza como un sueño siniestro de los que recuerdas partes al despertar. La música atronaba pero no molestaba como a la entrada ya que los ruidos y percusiones de los Cazadores de sonidos (Arturo Ledesma, Kaos y Yon-X) se habían acoplado perfectamente a la demencia de las imágenes.  Tras la proyección un debate que a partir de tres preguntas Domingo Sánchez Blanco llenó durante una hora con su plática incombustible. ¿Pero que sucedió en esa pantalla?

«Matrimonio estable adopta compañera para juegos perversos» podría ser el titular sensacionalista del largometraje sinfín Cuando bailo hago música con los zapatos[1] protagonizado por Domingo Sánchez y Rosa Hernández Fraile y grabado por Manuela Zarza Martín. Esta película cuyo cuenta con más de sesenta horas de metraje y abierta a la participación y edición por distintos artistas contempla a lo largo de su vida no tener nunca una forma determinada.
La ínfima posibilidad de determinar sus piezas es encontrar las estructuras individuales de «sentido», esto es, las secuencias individuales que aunque troceadas e interrelacionadas son una entidad. Se podría hablar de las escenas grabadas que por situación, vestimenta (o más bien sin ella) y sobre todo, por la acción particular el espectador puede reconstruir como fragmento autónomo originario pero que en realidad es mezclado, o susceptible a ser mezclado en un futuro próximo. A través de estas escenas aparecen los dos protagonistas de la película Rosa y Domingo. Hombre y mujer, cincuenta y muchos frente a casi treinta de edad. Dos personajes que están en constante disputa y colaboración realizando performances extremadamente desagradables, en muchos casos, para sexuales, en la mayoría de las ocasiones, pero siempre estrambóticas en el pleno uso de la palabra como algo raro u original a la vez que caprichoso y ridículo.[2] Acciones por accionar, sin teatralización ni objetivos, improvisaciones pero con una disciplina férrea de trabajo común —«no había líder»—. Reuniéndose ambos performers durante un año una hora diaria para hacer «algo» y ser grabado por Manuela consiguiendo un gran número de piezas[3]. «los contenidos somos nosotros y nuestras propias reacciones a todo el trabajo al que nos enfrentábamos. No daba tiempo físico a preparar nada. Nada más empezar a trabajar, ingenuamente,  cada uno aportaba el gusto desmedido al trabajo a bandazos y en las conversaciones, constantemente, hablábamos  de mil obras que nos gustaría realizar o de las que habíamos visto y repetiríamos nosotros a nuestra bola. […] Nos hemos dejado llevar por nuestras ansiedades, ridículos, jerarquías  y miedos aislados.»[4] El resultado global de estas pequeñas performances, grabadas domésticamente en diferentes espacios (casas, estudios, polígonos, parques o caminos), podría también ser nombrado como «escatológico»[5]. Comienza con ambos personajes disfrazados como insectos e invadiendo una casa de campo, a partir de ahí todo es una acumulación de sinsentidos y despropósitos. Las diferentes acciones son exclusivamente en pareja y cada una refuerza este sentido, con una desnudez total en la mayoría siempre existe una potente carga sexual en ningún momento consumada (a pesar de los objetos introducidos en el ano, orines depositados, vómitos provocados por el otro, etc.). Una constante estetización antiesteticista de prácticas extremas sin llegar a la cópula (o si existió no aparece en el metraje). Aunque la relación de pareja es curiosa ya que la pareja real es la formada por el matrimonio Manuela (cámara y editora) y Domingo (performer)[6]. Un trío bien avenido en el que el señor mayor y la jovencita se erotizan mutuamente (argumento morboso de muchas películas pornográficas) mientras que la esposa de éste lo observa todo ciclópeamente a través de la cámara (y lo da forma en la edición). El contenido de cada acción asemeja a una terapia de choque al límite donde las fobias son reconvertidas en filias hasta asemejarse, en ocasiones, en perversiones extremas de juegos de niños (sacudiéndose contra un colchón vertical, arrastrándose por las escaleras con visión nocturna y la imagen bocabajo) o rituales para satánicos (comer un corazón crudo y vomitarlo). «Sin pretender hacer arte, porque es una chorrada, decidimos hacer chorradas. […] Hemos formalizado los sueños y perversiones de otros.»[7] La imagen en ocasiones es enrarecida por dibujos de línea superpuestos, por cortinillas, abstracciones, infografías y demás efectos que otorga el programa de edición aparentemente intentando eludir el carácter doméstico de la grabación. En realidad es un cúmulo de acciones sin hilo conductor aparente, mas que fueron realizadas, en una continua provisionalidad, de guerrilla, y sin ninguna conclusión. Según Rosa: «Se podría reducir a una pulsión. Sentimientos que acechan y no pueden salir hasta que se comparten a través de una improvisación en diálogo constante.» Una película de accionismo gonzo abierta a las fantasías del espectador.
Pero esto no queda aquí. El tiempo de grabación, según los interfectos, ya está cerrado. Más de sesenta horas de performances en pareja. Sólo está editada la parte que exhibieron en el DA2, pero no es definitiva. Tienen cerrados más de diez eventos y festivales a lo largo del mundo en la que se presentará pero, como decía Domingo, «es un coñazo editar» así que a cada sitio enviarán todo el bruto para que un artista local, o varios, lo edite a su manera. Para sus responsables significa una aportación a la cultura libre que nunca tendrá una forma determinada más que por quien lo manipule en ese momento. Prueba es que al enviar este artículo para su supervisión Domingo contestó: «Querido amigo Carlos, me parece fantástico y no tengo que poner ni quitar nada, todo lo contrario. Se trata precisamente de eso, cada uno construye su parafiliafilms. Nosotros estamos muy a gustito. Un abrazo Domingo».



Carlos Trigueros



Publicado en Tam-Tam Press, 
26 de octubre de 2013, 
Carlos Trigueros:

[1] Domingo Sánchez Blanco, Rosa Hernández Fraile y Manuela Zarza Martín: Cuando bailo hago música con los zapatos. Dv, duración variable. 2013.
[2] «1. adj. coloq. Extravagante, irregular y sin orden», RAE: Estrambótico. Entendiendo extravagante como: «1. adj. Que se hace o dice fuera del orden o común modo de obrar. | 2. adj. Raro, extraño, desacostumbrado, excesivamente peculiar u original», RAE: Extravagante.
[3] Cada una de las acciones está reflejada en http://rosafraile.blogspot.com.es
[4] Nota de prensa de la presentación en DA2 (sin firmar): «Cuando bailo hago música con los zapatos». Salamanca: Domus Artium 2002, 24 de octubre de 2013.
[5] RAE: «escatológico2, ca.» (De escatología2). 1. adj. Perteneciente o relativo a los excrementos y suciedades.
[6] Blog de Domingo Sánchez-Blanco: http://contuberniocanibal.blogspot.com.es/
[7] Declaraciones de Domingo Sánchez Blanco en la presentación.

No comments:

Post a Comment